El algoritmo de TNC PREVENIR se basa en el conocimiento aportado por más de 10.000 artículos científicos

En PREVENIR nos basamos en la investigación científica antienvejecimiento

Cuando hablamos de evidencia científica nos referimos a todo aquello que es demostrable y robusto y que funciona independientemente de nuestras creencias sobre ello. Tiende a pensarse que cuando se habla de evidencia científica nos referimos exclusivamente a aquello que recomienda la medicina occidental o la industria farmacéutica. Pero en PREVENIR no es así, en ocasiones hablaremos en contra de algunos productos farmacéuticos, precisamente porque existen estudios con evidencia negativa sobre ellos, pero realizados con una metodología rigurosa y reproducible.

Del mismo modo, la evidencia científica no trata exclusivamente de productos químicos o desarrollados por científicos. La ciencia es un método de planteamiento de un problema, seguido de generación de hipótesis, diseño experimental, observación y medición y, finalmente, análisis, y puede aplicarse a cualquier ámbito. Prácticas que pueden parecer esotéricas a un cientifista como la meditación o el yoga, se ha demostrado mediante el método científico que pueden alargar los telómeros y disminuirla inflamación sistémica, respectivamente, aunque aún no se comprenda el mecanismo.

En PREVENIR recomendamos todo aquello que sabemos científicamente que funciona, independientemente de su origen, y siempre especificamos el grado de evidencia existente. También aconsejamos desconfianza hacia todo aquello sobre lo que no haya evidencia científica robusta. Por estas razones, PREVENIR no es el lugar para aquellas personas que se oponen a la ciencia o desconfían de ella.

Hay algunos ejemplos en las propuestas de PREVENIR que pueden llamar la atención, por eso te explicamos detalladamente las razones científicas que hay tras ellas:

Una concepción muy extendida entre nutricionistas y entrenadores deportivos es que para conseguir desarrollo muscular y perder peso junto al entrenamiento hay que mantener una dieta muy alta en proteínas, en muchas ocasiones de origen animal “porque contienen todos los aminoácidos”. Pero la información que la investigación más reciente y rigurosa nos da sobre este asunto no es esa. Lo que sabemos es que las dietas pobres en hidratos de carbono y grasas inducen una auto digestión del músculo, por lo que se necesita consumir cuatro veces más proteínas de las necesarias sólo para mantenerse; se sabe también que la dieta alta en proteínas acorta la vida y es conocido sobradamente en la actualidad que los cinco lugares de mayor longevidad del mundo tienen en común una dieta baja en proteínas. Con una dieta fundamentalmente vegetariana el organismo no necesita recurrir a la digestión del músculo como fuente de energía, puede mantener el músculo con menos de 10 gramos de proteína al día y obtener a la vez abundantes reservas energéticas para hacer un entrenamiento más potente. Pero a la vez, es necesario saber que no cualquier azúcar o grasa de origen vegetal son válidos.

Las dietas vegetarianas son publicitadas como una alternativa más ideológica que de salud. Si bien empiezan a difundirse sus efectos beneficiosos entre la población general, la concepción más habitual es que se trata de una dieta muy limitante, y aunque sostenible para el planeta, mantiene a las personas que las siguen hipo activas, extremadamente delgadas y sin fuerzas. Seguramente pocos conozcan el hecho de que algunos de los deportistas más exitosos son completamente veganos. Pero aún más sorprendente puede ser la noción casi desconocida para el público en general de que si la elección de plantas no es la correcta, podemos engordar, padecer enfermedades autoinmunes y problemas crónicos como artrosis, diabetes o hipertensión. Detrás de esta aparente paradoja están unas proteínas defensivas de las plantas llamadas lectinas.

Una idea muy extendida sobre alimentación saludable es que los alimentos integrales constituyen una de las alternativas más sanas por su alto contenido en fibra. Pero lo que la ciencia actual nos dice sobre ellos es que las cáscaras de los granos más habituales contienen las cantidades más altas de lectinas defensivas que están detrás de muchos problemas de salud crónicos en gente que está convencida de que come sano. En PEVENIR ofrecemos muchos ejemplos de fibra saludable libre de lectinas.

Es posible que hayas intentado seguir algunas dietas, unas con más éxito y otras con menos. Y es muy probable que invariablemente hayas vivido esta situación: al cesar la dieta vuelves al peso previo o incluso ganas más. Esto es en parte porque las dietas son complicadas, muchas veces erróneas, y debido a esto, provocan carencias y apetitos continuos por unos u otros alimentos que contienen los nutrientes que faltan. Las dietas son “dietas” (temporales) y no un estilo de vida rutinario, nadie es capaz de mantener una dieta de por vida. En PREVENIR ofrecemos alternativas para mantener una nutrición que evite la ganancia de peso de por vida, sin carencias ni ataques de apetito, y que es compatible con el día a día sin tener que volver á realizar “dietas”.

Un concepto fundamental para las recomendaciones que ofrecemos desde PREVENIR es el de microbioma intestinal. Es sabido que la diabetes, la hipercolesterolemia o incluso la ganancia de peso y los ataques irrefrenables de apetito por alimentos insanos como galletas o procesados tienen en gran parte su origen en una población alterada de microbios intestinales. Pero también es sabido que existe ya el conocimiento necesario para corregir esas alteraciones.

En cuanto a las recomendaciones para el cuidado externo: casi todos los productos de la industria dermocosmética, publicitados como agentes que poseen propiedades regenerativas o rejuvenecedoras, por un lado no penetran hasta la capa de la dermis en la que tendrían que actuar, sino que se quedan en la epidermis y desaparecen en la siguiente ducha, o si penetran, son degradados por proteasas (con lo que pierden su eficacia). Y esto es así en los mejores casos ya que en muchos otros son productos que nunca han demostrado en un laboratorio capacidad de regenerar, estimular, o rejuvenecer. Un ejemplo del absurdo al que llegan los productos dermocosméticos son aquellos basados en la ingesta de colágeno, aduciendo que así este se depositará en las zonas donde falta. Lo que sucede en realidad es que el colágeno, o cualquier otra proteína ingerida, se degrada en sus aminoácidos constituyentes que serán transportados a las zonas donde el cuerpo esté sintetizando proteínas, habitualmente el músculo, o distintos procesos de reparación o recambio. El que se haya regulado a la baja la producción de colágeno no es por un defecto de ingesta proteica, sino por un efecto epigenético asociado a la edad. Esto quiere decir que comamos lo que comamos, las células productoras de colágeno van a seguir produciendo poco colágeno salvo que podamos revertir dicha causa epigenética. Si lo que dice la industria dermocosmética fuera cierto, bastaría con que un enfermo de infarto de miocardio ingiriera un filete de corazón de vacuno o que un enfermo de Alzheimer ingiriese sesos de vaca o cerdo, para regenerar el corazón o el cerebro respectivamente.

Se ha producido un error. Para más detalles revise la consola. Recargar